La terapia me ha ayudado a ver con más claridad lo que antes me parecía abrumador. Al comienzo, sentía que algo andaba muy mal en mí: la ansiedad, la tristeza, el sentir tanto y con tanta intensidad me preocupaban. Pensaba que todo eso era una señal de algo grave.

Sin embargo, con el tiempo y gracias a este espacio, he empezado a entender que hay razones detrás de lo que siento. He pasado por muchas cosas que han dejado huella, y ahora estoy aprendiendo a identificar esas heridas y a comenzar a sanarlas.

Hoy me siento más tranquila. No quiere decir que todo esté resuelto, pero ahora sé hacia dónde ir cuando me siento perdida. La terapia me ha dado herramientas, pero también una nueva forma de mirarme con más compasión y menos juicio.